lunes, 8 de noviembre de 2010

¿Qué es la nobleza?

La pregunta no es vaga a pesar de que siempre la consideré vaga. Y es que esta pregunta sonó con un gran eco en Nietzsche, invadió toda mi moral, atacó mi propia determinación de “bueno”. Tal vez, es por acá donde debo empezar. La nobleza es… ¿es qué cosa?, ¿es acaso una cosa? La nobleza da cuenta de una identidad, creo que es ese el punto más importante. La nobleza es un atributo de una persona o un grupo de personas, aunque también se identifica en animales, se les “humaniza”. Ergo, la nobleza tiene una acción que hace al atributo serlo, es decir, que existirá una praxis que pueda identificar un sujeto con el adjetivo “noble”. De esto se deduce que la “nobleza” es eminentemente política, da cuenta de un modo de actuar.

La nobleza no está aislada a una praxis, se contrapone a una acción. Creo que este atributo siempre se establece en contraposición de lo otro. Pero habría un cierto entendimiento de sí que daría cuenta de la praxis misma. Pienso que es una acción que vela por los demás o por el otro la que se considerará noble. Es una acción de consideración. En este sentido, la acción podría determinar una práctica que ayude a la convivencia. Ahora bien, de acuerdo a esta práctica de consideración, se determina toda una política. Existirán, pues, acciones que consideren al otro, que tomen en cuenta al otro. Ahora bien, la nobleza se ha desviado de la consideración al otro a la praxis donde solamente existe el otro en gloria del altruista. Es más, creo que la nobleza no es consideración. Lo noble es sólo idéntico a esta segunda praxis –la altruista– que se dice que se desvive por todos los demás, a favor un bien común. Esta práctica es aquella política en la cual quien es noble se difumina, ya no existe como sujeto, y sólo está el bien común.

La sospecha es, entonces, que la nobleza oculta ciertos sentimientos al difuminarse el sujeto, puesto que el sujeto ya no importa sino solamente su praxis noble. La praxis noble distrae al sujeto, los demás lo apremian, no lo cuestionan ni lo obligan a cuestionarse. El sujeto permanece tranquilo, difuso en su práctica. Ya Nietzsche pensará en la generación de sistemas a partir de este psicologismo, fundamento hueco, es decir, fundamento que no tiene nada que ver con el que se adjudican.

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